But with the beast inside there's nowhere we can hide [Privado]

Necesitaba... no estaba seguro que de que necesitaba, tal vez todo y nada a la vez, Oliver solo sabía que necesitaba escapar un momento, era una suerte que tuviera que utilizar el baño para así alejarse de su terapia de grupo.
Mientras caminaba por el pasillo vacío, era incapaz de quitarse la sensación de que alguien lo observaba y quizás también lo seguía. Los terapeutas le decían que estaba en su imaginación, pero para él era bastante real, esa sensación casi asfixiante lo recorría todo el tiempo.

Acelero el paso y se metió al baño permitiéndose tomar una respiración profunda tras cerrarse la puerta. Se metió en uno de los cubículos y después de que su vejiga estuvo vacía camino hasta el lavamanos para asearse. Levanto la mirada y soltó un grito estrangulado al ver a un hombre parado detrás de él, ¿A qué hora había entrado? Había algo extraño en su figura y su sonrisa hizo que se erizaran todos los vellos de su cuerpo. -No es real, no es real, no es real- se repetía por lo bajo mientras cerraba los ojos esperando que al abrirlos de nuevo la persona detrás de él se hubiera marchado.

No había forma de que fuera a responder a su llamado, la chica fantasma solía ser bastante agradable, excepto cuando se disponía a hacerme bromas para su entretenimiento personal, que era casi todo el tiempo.
Me escabullí por el pasillo de la segunda planta buscando un lugar para esconderme y tomar una siesta por las siguientes dos horas, no estaba de humor para soportar tontas jugarretas y aun faltaban un par de horas para que esa amable enfermera me sirviera mi tazón de comida como lo hacía todos los días.

De pronto sentí el pelo de mi lomo erizarse por completo, conocía muy bien esa sensación. Tenía bastante de no sentirlo y precisamente ahora tenía que volver. Sabía exactamente donde estaba, por alguna loca razón siempre podía localizarlo. Me metí en una puerta que indicaba con un letrero que se trataba del baño de hombres y tal como había supuesto, ahí estaba él, mientras un chico temblaba de pies a cabezas con la vista fija en el espejo, de pronto el chico se puso a murmurar algo mientras cerraba los ojos y Katrina apareció en el baño casi paralizándose al ver al doctor, la comprendía por completo, yo tarde mucho en no paralizarme del miedo cada que lo veía, incluso ahora me ponía los pelos de punta, literalmente. Pero tenía sentido, después de todo él era quien nos quitó la vida luego de exhaustivas horas de tortura.

Los observé a todos, era más que obvio que el doctor había elegido a su nueva victima, desde antes de que el lugar fuera remodelado ninguna victima se había salvado cuando estaba en la mira del doctor y dudaba que este chico fuera la excepción así que no tenía caso quedarme a observar lo que ya sabía que pasaría.
Sabía que Kat trataría de ayudarlo, esos fantasmas nobles siempre lo intentaban, pero siempre fallaban, lo había visto varias veces antes y al parecer este nuevo hospital no sería la excepción, y seguro uno de esos espíritus agresivos no tardaría en aparecer y no tenía planeado quedarme a esperarlo, siempre era bastante crueles y las pequeñas bromas de Katrina palidecían con lo que ellos podían hacer.

Di un salto a los lavamanos para luego brincar a la cornisa de la pequeña ventana que por suerte tenía un pequeño agujero lo bastante amplio para que cupiera por ahí, por suerte los empleados aun no lo habían visto o ya estaría cubierto de nuevo. Di un vistazo de nuevo a la escena que dejaba atrás y me escabullí por las canaletas del edificio para luego saltar al jardín trasero y correr por los matorrales rumbo a los establos.

Observó a la chica y su cuerpo estremeció un poco, quizás ella era del tipo peligroso y por eso el hombre que vestía como doctor la enviaba lejos.
Cuando el doctor puso su mano sobre su hombro Oliver se tensó completamente, todos sus sentidos me gritaban que corrieran, y aunque eso no era una novedad, esta vez era como si fuera 10 veces más intenso el impulso. -Yo... realmente necesito irme- de la nada empezó a temblar ligeramente y volteó a ver a todas direcciones, sintiendo que alguien más me observaba, necesitando realmente salir de aquí. -Tengo que irme, tengo que irme, esto no es seguro, aquí pueden estar escuchando- murmuró para si mismo mientras trataba de zafarse del agarre del hombre.