Jenny ||ID||

A primera vista puede parecer una chica para nada social y puedes incluso pensar que es de aquellas que se cree lo mejor, que no merece ni que las mires, sin embargo, ella está llena de inseguridades y de autocríticas, odia que su vida no sea como un cuento de hadas, odia no poder tener una buena relación con su padre, odia muchas cosas, sin embargo cuando te deja entrar en su vida puedes darte cuenta de que todo es una máscara que intenta ocultar su verdadera identidad, de la chica que solo quiere la aceptación de su padre, que quiere sentirse querida.

Lo primero que la gente mira en ella son sus azules ojos y su rubio cabello, el cual ha aclarado más de lo natural en ella, su cabello rizado y largo hasta la cintura.
Es una chica de 173 centímetros de altura y un peso menor a lo saludable desde que cumplió los diecisiete, su piel es pálida y suave.

Nació el último día del décimo mes, un día lluvioso y sin ningún rayo de sol, su madre, debilitada por el esfuerzo murió durante el parto, su padre no la culpaba de ello, sin embargo nunca la cogió en brazos, Jennifer creció educada por una institutriz, la cual siempre se hacía cargo de ella, su padre pocas veces estaba en casa, ya que su Jenn era el vivo retrato de su madre, tenía la misma sonrisa, el mismo color de cabello y color de ojos, su padre no soportaba mirarle ya que le recordaba a su difunta esposa.

Cuando Jenn cumplió la edad para entrar a la primaria su padre la envió a un colegio privado en Francia, de ahí le envió a Italia al cumplir los ocho, después a Londres cuando cumplió once y ahí residió hasta cumplir los dieciséis, fue entonces cuando regresó a Manhattan; al llegar no se vió recibida por un padre feliz y atento, sino con uno frío y distante que siempre estaba encerrado en su despacho.

Ella se culpó a si misma porque su padre no deseaba pasar tiempo con ella, Jenn piensa que su padre le odia por estar pasada de peso, al llegar a Manhattan se autoimpuso el bajar de peso para que su padre quisiera pasar tiempo con ella, comenzó con dietas saludables y ejercicio, pero ella sentía que no le hacían efecto, poco a poco comenzó a contar las calorías de cada comida, después a saltarse los desayunos, luego las cenas y al final dejó de comer por periodos de semanas, no supo cuando de pronto su vida se convirtió en aquel infierno donde las calorías eran lo más importante, lo que no se debía ingerir y si lo hacía, debía quemar el doble ingerido o vomitarlas.

No fue hasta un día que su padre le encontró desmayada en la cocina que se dio cuenta de lo delgada que su hija estaba, la llevó al hospital más cercano y le diagnosticaron anorexia nerviosa, su padre decidió tomar cartas en el asunto y enviarle al psiquiátrico más prestigioso del país.

Tiene un par de tatuajes que se hizo mientras vivía en Londres, uno en su muñeca izquierda y otro en el costado izquierdo, a la altura de sus costillas.